En algunas de las sesiones que imparto, cuando están impares, en el tiempo de practicar randori para conseguir que todos se sientan implicados, se colocan por parejas y empiezan a practicar y en cuanto uno cae, el que ha caído se pone a un lado y entra a hacer el que espera.
De esta manera entiendo que el tiempo del randori pasa a ser más dinámico, que nadie está mucho tiempo parado, que el que quiere se toma cada cambio como un combate, aunque yo indico siempre que no importa caer, y el slogan con el que presento esta forma de hacer randori a modo de partido político es “en la caída está el cambio”.
“Profe no me gusta nada perder”, dice mi alumno Paul Mihai, cadete cinto marrón, cuando enfrentado a Saúl Crespo adopta una postura defensiva ante un agarre agobiante de Saúl.
Es entonces cuando recuerdo que “en la caída esta el cambio”, y pienso que la caída en ese randori de Paul no es perder, que en Judo todo es ganar y me planteo un título para un nuevo artículo: “Todo es ganar”
Porque realmente desde que el judoka empieza a acudir al club empieza a ganar.
Empieza a ganar, cuando a base de trabajar la coordinación, la psicomotricidad, la resistencia, el desarrollo muscular, toma conciencia de sus posibilidades.
Empieza a ganar, cuando aprendiendo y practicando movimientos de Judo comienza a entender: preparación, desequilibrio, proyección… y lo lleva a aplicar en cada situación en su vida: prever, decidir, hacer.
Empieza a ganar, cuando en la relación con sus compañeros se ve respetado y entiende el respeto y la responsabilidad que conlleva esa relación.
Empieza a ganar, cuando descubre a su Profesor que en muchos casos va a influir y se va a hacer presente durante toda su vida.
Empieza a ganar, cuando va forjando amigos con los que llegará a tener una confianza que nunca hubiera podido pensar.
Y empieza a ganar, cuando descubre el mundo en un deporte que le ayuda a crecer, que le hace llevar una vida ordenada, que le ayuda a formarse, a madurar y en definitiva a vivir.
Un mundo que llenará de colores, hasta llegar a obtener el ansiado color negro y que aun viéndolo muy lejos, soñará con que algún día vestirá de dos colores.
Un mundo que le hará viajar, asistir a cursos y a competiciones, que le enseñará a ganar y a perder, a caer y a levantarse. “Cada caída te hará más fuerte”, me dice mi alumno Saúl Nafría como frase alternativa al slogan del inicio.
Un mundo en que si compite, verá como su vida gira alrededor de la competición. Más entrenamientos de Judo, ejercicios de preparación física, ajustar horarios, ordenar el día, comidas, problemas con el peso, con los estudios, con el trabajo, relaciones con su familia, su pareja…
Un mundo en el que si decide hacerse Profesor de Judo, realizará los cursos de titulación, y se buscará la vida para impartir clases. Se relacionará con Asociaciones, empresas, APAS, mirará locales y empezará a bregar por salir adelante.
Tendrá alumnos que competirán o no, comenzará a vivir con ellos y por ellos lo que en su momento vivió, y comenzará a abrir y cerrar nuevos ciclos: primavera, verano, otoño, invierno, primavera…
Decía el pasado mes de diciembre nuestro Profesor el francés Jean Cotrelle, ahora jubilado, cuando vino a Zaragoza y juntó a algunos de sus alumnos:”hemos vivido haciendo lo que nos gustaba, pues ya está bien”.
Concluyendo, un mundo que le hará vivir más intensamente y que le ayudará en definitiva a ser más feliz.
Porque en Judo todo es ganar.