Decía Séneca: “En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.”
El Judo se empieza a instaurar en España en 1950.
Las primeras ciudades fueron Madrid, Barcelona y Zaragoza.
Los responsables fueron en Madrid el peruano Alfredo San Bartolomé, en Barcelona el francés Henri Birnbaum y en Zaragoza el belga Albert Van Dick.
Y los tres para poder difundir el Judo necesitaron abrir una sala. San Bartolomé en Madrid comenzó con el Gimnasio Juventud, para acabar montando el Bushidokwai, Birnbaum, la Academia de Judo y Ju jutsu de España que terminaría siendo el Judo club Barcelona, y Van Dick, el Judo y Ju jutsu Zaragoza que derivaría en el club Judokwai.
Mi amigo y socio Jesús Sánchez, minucioso y detallista, conocedor siempre de pequeños detalles, me hace saber que antes de Van Dick, en Zaragoza ya había quien trataba de “flirtear” con el Judo.
Los aragoneses Santiago Marraco y Donato Labordeta con la ayuda de un libro intentaban entender que era eso del Judo.
Años más tarde Santiago Marraco llegaría a ser Presidente de la Diputación General de Aragón y Donato Labordeta, dirigió durante muchos años el colegio Santo Tomás de Aquino de Zaragoza.
Aunque el que montó la sala que denominó “Judo y Ju jutsu Zaragoza” en General Mola 12, (ahora paseo de Sagasta), fue Van Dick, y los dos pasaron a formar parte de ese primer grupo de judokas que se iniciaron en Zaragoza.
Eso fue en 1950
Veinte años después en 1970, según el número 2 de la revista de la Federación Española de Judo, dedicada a la Asamblea General, en España existían los siguientes clubes federados:
En Alava el Judo club Vitoria. En Alicante el Atlético Montemar, el Judo club Alcoy y el Almoradi. En Sevilla, el Kodokan, el Circulo de Labradores y el club Natación. En Córdoba, el Gimnasio Marcobal. En Cadiz el club Polideportivo. En Granada, el Judo club Granada. En Zaragoza el Judokwai, el Northland, y el Karate kan. En Teruel, Los Amantes OJE. En Oviedo el Takeda. En Gijón, el Grupo Cultural Covadonga, el Gimnasio Escuela Judo Cechini y el Sakura kan. En Langreo el Judo club Tuilla. En Palma de Mallorca el Judo club Palma de Mallorca, el Judo Mahón, Dojo Kodokan y el Felantix. En Santander el Karate kan y el Gimnasio Kioto. En Barcelona el Colegio de Médicos, la sala de Judo Cornella, Judo San Andrés, club Daumar, club Colegio Raimundo Lulio, Gali, Dae Han, Gimnasio García Alsina, Gimnasio Marín, La Verneda, Judo Barcelona, Judo Condal, Judo Escuela Tarragona, Club de Futbol Barcelona, Sant Jordi, Gimnasio Barenys, Judo Cataluña, Judo club, Barcelona Horta, club de Judo Blanes, Escuela de Judo Sabadell, Sala Mifune, Judo Ateneo,Vilasanes, Sala de Judo Hospitalet y Atlética del Vendrell. En Reus sección de Judo de Reus y en Gerona Gey Eg. En Madrid, Gimnasio Vista Alegre, Kijote, club I.C.A.I., Kimura, Takeda, Centro de Estudios Magnus, Coyrema, Kiofu, Judiscen, Padre Piquer, Hermandades del Trabajo, Banzai, Dojo, Atenas, Maravillas, Bushidokwai, Samurai, San Estanislao de Koska, Parque de Maquinaria, Fujiyama, Yoshi, Standard, Nuevas Luces, Kimicho, en Toledo Kumiuchi, en Illescas, club Shiai, en Puertollano, Sala de Judo Kodokan, en Torrejon Aylu, en Villaverde Judo Villaverde. En Valladolid el Inokuma. En Burgos el club La Merced y el Gimnasio Escuela.
En La Coruña el club Natación y el Gimnasio Judo. En Orense el Judo club Banzai, en Vigo el Gimnasio Escuela Vigo y en El Ferrol el club Jitakyoei y el Tirso de Molina. En Las Palmas el Gimnasio Las Palmas, el club E.T.T.T. y el club Natación. En Melilla el Kimakura y el Judo Ahumada. En Pamplona el Gimnasio Escuela Zen, sección de Judo del club de Tenis, sección de Judo Aduna, sección de Judo del club Natación y sección de Judo del Colegio Calasanz. En Andoain, la sala de Judo del regimiento América número 66. En Logroño el Judo club Logroño. En Santa Cruz de Tenerife el Judo Anasterre. En Valencia, la Sociedad Deportiva Gimnasio Esplugas, el Patronato Interparroquial Pablo VI, el Shidokan, el Judo Ronin,el Judo club Valencia, En Aleira el Hokkaido y en Torrente el Herca.
He copiado los clubes en el mismo orden con que aparecen en la revista. Habrá a quien estos datos le puedan parecer irrelevantes. Pero son datos y es historia, y cuando menos es una lista curiosa que a los mayores les hará recordar y pensar.
Me salen 110. Muchos de ellos ya no están, aunque seguro que ahora hay muchos más.
De los que quedan algunos han cambiado de manos, incluso de ubicación. Solo guardan el nombre, su historia y su leyenda.
En Zaragoza de los tres que había en 1970, solo queda el Karate Kan
El maestro Taira inició las Quintas Jornadas de Judo de 2004 en Torrelavega, dibujando en una pizarra el árbol genealógico del Judo para hacernos ver que de alguna manera todos somos alumnos de Jigoro Kano.
Y asumiendo que venimos de Jigoro Kano, en España todos hemos recibido la influencia más o menos directa del Judo de San Bartolomé, de Birnbaum o de Van Dick.
El ciclo vital de todo ser vivo es nacer, crecer, reproducirse y morir. La fase de crecimiento comprende el tiempo de aprender, de formarse, de madurar y dar lugar a la posibilidad de reproducirse.
El ciclo vital de un club de Judo es parecido. Nace el día en que se monta, crece, se establece, tiene su vida, alumnos, competidores, de donde pueden salir profesores que al montar otros núcleos se está dando lugar a la reproducción y su duración estará condicionada por la situación del Profesor que lo ha montado, y de la problemática del local o sala que constituye el club.
La esperanza de vida de una persona en España actualmente está en torno a los 85 años. La edad de jubilación a los 65 años.
Si un Profesor se ha “embarcado” en su club estrenando la veintena, no puede estar mucho más de 40 años “al pie del cañón”, simplemente porque le llega la edad de jubilarse.
Y este artículo surge, porque este mes de diciembre hace 40 años que Jesús Sánchez y yo iniciamos este proyecto. Cumplimos 40 años.
Clubes que empezasen antes que nosotros, seguro que fueron muchos. Que se mantengan en la actualidad, menos. Y que continúen con el Profesor o profesores que lo iniciaron, muy pocos.
En estos cuarenta años hemos pasado por todas las fases por las que puede pasar un club y por todas las fases por las que puede pasar un Profesor.
Y como todos los clubes y todos los profesores que hemos estado mucho tiempo hemos tenido de todo. Por el club han pasado infinidad de alumnos de donde han salido buenos competidores, hemos vivido nuestros momentos importantes de resultados y momentos más discretos.
Tiempos de muchos niños y tiempos de menos niños. Etapas alegres y etapas menos alegres. Ilusiones, proyectos, acontecimientos inesperados, decepciones y fracasos. Pero es lo que tiene el Judo: “caer, levantarse, volver a caer, volver a levantarse…”
Del club han salido más de 200 cintos negros, que no se si son muchos o son pocos, pero se que son más de doscientos.
Y lo más importante hemos colaborado en formar personas. Hemos tratado de que todos los que han pasado por el club más o menos tiempo, en mayor o menor medida, hayan comprendido lo que es el Judo y hayan podido integrarlo en sus vidas.
Siempre nos gusta y resulta emotivo, cuando alumnos que empezaron con nosotros con apenas cinco, seis, siete, años, integraron el Judo en su infancia, su juventud, compitieron, se hicieron cinto negro, acabado sus carreras, se han hecho mayores, algunos siguen vinculados, y casados vienen con sus niños a que “huelan” como huele el club, pisen el tatami, corran y se revuelquen en la lona e ilusionados se interesan por cuando pueden traerlos para tratar de conseguir que sus hijos tengan las mismas vivencias que ellos tuvieron.
Y es que ya son cuarenta años