Siempre hay un profesor

¿Con quién haces Judo? ¿De qué club eres?

Esta pregunta hacemos a veces, cuando por circunstancias de trabajo o de la vida, aparece  por el club un judoka de otra ciudad que quiere entrenarse con nosotros.

Y sabiendo de donde viene este judoka y de quien es su Profesor, muchas veces nos hacemos idea de cómo puede hacer Judo e incluso de cómo se va a conducir.

Porque “Dime con quien andas y te diré quien eres”

Robin Sharma dice que “adoptamos la forma de pensar, la filosofía e incluso la conducta de aquellos con los que más tiempo pasamos”, y sigue diciendo: “las compañías inciden profundamente en nuestra forma de ser”.

Y en este contexto el Profesor de Judo, es el que ha influido de manera importante en nuestra formación.

En ocasiones nos parece que nos hemos hecho solos, que nos hemos hecho a nosotros mismos como judokas, y nada más lejos de la realidad.

Nuestro Judo lo han configurado, primero nuestro Profesor y luego todos con los que nos hemos relacionado y de quienes hemos aprendido.

Luego nosotros y debido al paso del tiempo y a nuestro trabajo, llegamos a formar parte importante de ese mecanismo acumulando “experiencias y sabiduría”, de las que se van a poder aprovechar los que vienen detrás, y porque seguimos aprendiendo de todos: primavera, verano, otoño, invierno, primavera… el engranaje se retroalimenta y el ciclo vuelve a empezar.

Ninguno hemos salido por generación espontánea, ni tampoco nos hemos hecho a nosotros mismos.

Por supuesto que todos nos lo hemos currado, que hemos trabajado, que el que ha tenido facultades para conseguir resultados y los ha conseguido, ha hecho su esfuerzo personal, sin olvidar todos los apoyos recibidos y teniendo en cuenta siempre que “a la sombra” hay un responsable.

Siempre detrás de cada judoka hay un Profesor. Todos los judokas hemos tenido nuestro Profesor.

En mis primeros momentos Jesús Vicente me impartió algunas clases, aunque puedo decir que mi Profesor fue Ángel Claveras. Más tarde nuestro Judo, el de Ángel y el de todo el grupo lo conformó el francés Jean Cotrelle y más tarde me reconozco fiel seguidor del  maestro Le Berre.

Y a parte de haber bebido de estos tres, tengo la suerte de haber podido conocer, estar, asistir y aprender de prácticamente todos “los grandes y no tan grandes” del Judo español, y muchos de fuera de España, que no voy ni a intentar enumerar, porque son tantos, que seguro que no puedo recordar ni nombrarlos a todos.

Robin Sharma también dice que “nos convertimos en las personas con las que nos relacionamos”

Y en nuestra formación como judokas es nuestro Profesor el que más nos ha influido.

Que en mi caso fueron y han sido, Claveras, Cotrelle y Le Berre los que conformaron mi forma de entender el Judo.

Porque aunque a veces lo olvidemos, aunque a veces se olvide, todos tenemos nuestro pasado. Ninguno hemos salido de la nada. Todos hemos tenido nuestro Profesor. Luego habremos bebido de muchas fuentes, pero todos hemos “nacido” en algún sitio.

Luego “volamos”, y cada uno lleva su vida

Un antiguo dicho dice: “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”.

Y refiriéndonos a Judo podríamos decir que detrás de un judoka siempre está su Profesor.

Y cuando el judoka pasa la fase de ser competidor, de tener resultados si los ha tenido o ser campeón si lo ha sido, si ya es cinto negro, o llega a ser buen judoka, en ocasiones muchas veces se olvida de que la razón de que fuera competidor, tuviera resultados, fuera campeón, se hiciera cinto negro, o llegara a hacer bien Judo, es por  que ha tenido la suerte de tener a su lado un buen entrenador, un buen Profesor, o cuando menos un Profesor que se ha preocupado por él, y que le ha ayudado…

 

Porque detrás de cada judoka, siempre hay un Profesor.