Nuestra responsabilidad

“¡Ha sido sin querer!,” dice Daniel tratando de excusarse, cuando su compañera Claudia viene desconsolada hacia mí llorando con la mano en la barriga y sin poder respirar porque Daniel la ha proyectado sin ningún control.

Daniel es benjamín de primer año, tiene ocho años, esta físicamente fuerte para su edad, y Claudia aunque con mucho nervio, es delgadita, pesa poco y apenas ha cumplido los siete.

“¡Estoy seguro que ha sido sin querer, estaría bueno!” digo yo, ¡pero tienes que tener cuidado al proyectar para que no pase esto!

Y trato de explicar a mis niños que hacer Judo no es jugar con una pelota. Cuando juegas a la pelota, juegas con un objeto a la que das patadas, golpeas con una raqueta o botas con fuerza.

Cuando haces Judo juegas con un compañero, que es otro niño, al que tienes la responsabilidad de cuidarlo.

La diferencia importante que tiene el Judo con otros deportes es esta. La responsabilidad para con el compañero que nos proporciona la posibilidad de practicar y progresar.

“¡Yo no he hecho nada!” me dice Cacem, haciendo un gesto como de que no la ha tocado, justificándose ante su hermana que se queja de un golpe o una mala proyección.

“¡El que no ha hecho nada he sido yo, que estaba lejos y yo si que no la he tocado! Si Rabad se queja y estaba haciendo contigo, tú eres el responsable.” Intento hacerle entender.

“¡Se me ha caído!”, dice Santiago Coello, el matutino más antiguo del grupo de los que hacen Judo a las siete de la mañana. Y es que Santiago, llega por las mañanas y se entrega con tanto entusiasmo que en los primeros uchi komi muchas veces se le escapa de las manos su compañero, y lo acaba proyectando.

“¡Que es muy pronto Coello, que no hay que tirar!” le indico, “¡es que es muy buen uke!” se justifica… pero el caso es que lo ha tirado, y Santi suele ser reincidente de esta situación.

Pero no solo son responsables nuestros alumnos. Los Profesores también tenemos responsabilidades para con el grupo.

La primera es la de no faltar, y de cumplir los horarios y a partir de allí como dice el maestro Le Berre, en el momento de practicar Judo “lo más importante es no lesionarse”.

Y para ello tratar de conseguir seguridad durante la sesión para lo que deberemos mantener unas normas sociales y deportivas.

Tener en cuenta el número de judokas a la hora de practicar dependiendo del espacio y de los ejercicios que se vayan a realizar.

Trabajar los movimientos indicados para cada edad y nivel aplicando la metodología adecuada.

Plantear la sesión con los contenidos apropiados teniendo en cuenta los objetivos, el tiempo previsto y su aprovechamiento.

Y finalmente transmitir valores, aplicar la máxima de Philipine Dacmesme: “Predica con la vida más que con palabras, el ejemplo es el mejor mensaje”.

Porque los Profesores de Judo, tenemos que enseñar y transmitir Judo. Pero enseñar y transmitir Judo dentro de un marco, que proporcione a nuestros alumnos la mayor seguridad posible, por lo que deberemos poner todos los medios a nuestro alcance para que nuestras sesiones se desarrollen en las condiciones adecuadas.

 

Así ponemos en evidencia nuestra responsabilidad.