Reconocimiento y gratitud

A raíz del artículo “Somos Judo” del pasado mes de julio, que trataba las Jornadas de Torrelavega, recibí un mail de mi peluquero José Luís Bautista.

José Luís alumno del club hizo Judo con Jesús y conmigo, es primer dan y mantenemos un contacto profesional: él es nuestro peluquero. En el artículo, menciono a Valentín su padre, ya fallecido y a su hermana María Pilar, que también pasaron por el club y recuerdo sus comienzos hace ya 40 años.

Le he pedido permiso a José Luis para hacer público el mail y me lo ha dado. El mail dice así:

Buenas noches maestro. 

Hoy, por fin he podido leer tu última reflexión. El otro día me impresionó cuando dijiste que me mencionabas en la reflexión y hoy me ha impresionado más, cuando nombras a mi padre y a mi hermana.

Me ha gustado que hayas utilizado el verbo confiar. Al igual que vosotros, cuando digo vosotros es tanto Jesús como tú, confiasteis vuestras cabezas en las manos de mi padre, él confiaba en vosotros, en las buenas personas que sois. Cuando nos decíais de ir a algún entrenamiento o competición, si ibais vosotros no había problema.

Muchas gracias por acordarte de mi padre y de mi hermana, y mencionarlos en la reflexión. En nuestra familia tanto Jesús como tú habéis sido parte del progreso de mi hermana y mío como personas.  De ahí el cariño que se os tiene y estáis en nuestros corazones. Lo dicho muchas gracias.

El sábado cuando suba al terreno, a San Mateo, que es allí donde están las cenizas de mi padre, le leeré tu reflexión.

Me río al leer que te reñiría, jajajaja. Maestro, yo no le riño, le chincho, ese soy yo, no sé si se da cuenta que le trato de usted,  ya que usted es el MAESTRO y son sus reflexiones, de las cuales muchos seguimos, aprendemos y estamos expectantes a que lleguen los 1 y 15 de cada mes. Lo de reñir, creo que era irónico, jajaja.

Y te sigo dando las gracias por haber llegado al barrio y que sigáis ahí para  darnos todo lo bueno que tenéis.

Un saludo.

José Luis Bautista.

P.D. Acabo de hablar con mi hermana que está en la playa. También ha leído la reflexión y te da las gracias.

 

Me pareció muy bonito y me emocioné al leerlo. A continuación se lo mandé a mi amigo Raúl Merino, porque sé que disfruta con estas cosas, Raúl siempre dice que el ánimo de los Profesores de Judo se alimenta de estas pequeñas gratificaciones que hacen que nuestra vida resulte más agradable.

Desde que escribo artículos, primero en Arajudo, luego en la RFEJYDA, recibo a veces escritos de alumnos, de ex alumnos que ahora quizá están lejos, no practican Judo pero que recuerdan y tienen presente lo que el Judo ha significado en sus vidas.

El detonante para que José Luís se pronunciara, fue citar a su padre y a su hermana en el artículo “Somos Judo”, y en su escrito dice cosas que nunca me ha dicho en persona, y eso que me siento periódicamente  en su sillón de la peluquería.

Recuerdo que tras mi accidente, durante mi recuperación escribí cartas de agradecimiento a amigos y a alumnos. Tenía otra oportunidad, mucho que agradecer y necesitaba hacerlo.

Y desde aquí quiero instar a todos los judokas a escribir una carta de reconocimiento y de agradecimiento a nuestro  Profesor, a aquel que hizo que nuestra vida tomara una u otra dirección.

“Los seres humanos no somos más que el conjunto de afectos y lazos que creamos en nuestra vida”.

Y como el camino se demuestra andando, voy con el mío.

A Ángel Claveras:

Ángel, seguro que te sientes hasta incómodo de encontrarte metido en este berenjenal, pero si has leído lo anterior espero que lo entiendas.

No voy a poder resumir en unas líneas 50 años, pero si voy a recordar situaciones. Nos conocimos en 1969. Tú eras cinto marrón, estabas haciendo la mili y el entonces capitán José Manuel García abrió un gimnasio y te “encasquetó” las clases de por la mañana. Y yo era un niño gordito, quizá torpe y descoordinado que empecé a hacer Judo en un grupo que pasaba a mediodía de los Jesuitas al C.D. Northland.

Conseguiste que el Judo me gustara y pasaba en el club más horas de las acordadas. Si podía me “colaba” en otras clases. Impartías una sesión lunes, miércoles y viernes a las 8 de la mañana a unos pocos veteranos y empecé a ser habitual también allí. Los martes y jueves por la mañana a esa misma hora, con ese grupo más reducido íbamos a correr por los Pinares de Venecia. En uno o dos coches de los mayores ibais recogiendo a los corredores de subida hacia el parque.

Recuerdo que en los veranos iba al club a las cinco de la tarde, empalmaba sesiones y entrenamientos y llegaba a casa sobre la nueve y media.

Y no solo en el club haciendo Judo, para mí estar contigo era una fiesta. Ya con una mayor relación conocí tu casa de soltero de la  calle Castelar, cuando por esa época llegó a Zaragoza el francés Jean Cotrelle que nos sacó de nuestra “indigencia judística”. Lo recuerdo alojado en tu casa, cuando alguna mañana te iba a visitar.

Cuando ya casado pasaste a vivir en Miguel Servet. Por cierto mi primer kimono japonés, (ahora diría judogi), un White Tiger, me lo trajiste de París de tu viaje de novios.

Muchas mañanas cuando volvía de la facultad de Veterinaria subía a estar contigo. Recuerdo sentados en el salón hablando de Judo, viendo revistas, ojeando libros con Georges Moustaqui de fondo.

En esa época en Zaragoza se habían instaurado distintas competiciones: el Trofeo Primavera, el de San José, el del Pilar con distintas categoría y tu nos animabas y nos llevabas a competir. En algunos tú también participabas.

Te gustaba mucho el Judo suelo y quedábamos para “hacer suelo”, un grupo reducido fuera de las sesiones, incluso sábados y domingos.

Recuerdo cuando se instauró la liga nacional. En ocasiones a mi compañero y amigo Jesús Sánchez y a mi nos alinearon con “los buenos”. Los buenos erais Claveras, Vicente, Aniento, Justes, Auría…

Gustándote como te gustaba la montaña y liderando tu grupo de alumnos, organizabas “costilladas” algunos domingos, salidas a Loarre, Riglos, consiguiendo esa cohesión de equipo entre todos nosotros tan importante a la hora de entrenar.

Y los veranos. En 1972 en Villanúa (Huesca). Pienso que por la influencia de Juan Cotrelle fuiste uno de los primeros que en España organizo un curso de Judo como tal.

Repetisteis en Villanúa 1973 y 1974. Por distintas circunstancias, creo que fueron las primeras veces que yo salía de casa tantos días seguidos  y guardo unos recuerdos imborrables de esos días.

Rodeado de amigos, con los mejores Profesores, Cotrelle, Claveras, Lambert, Supervia, Chabrolin y haciendo lo que más nos gustaba: Judo

En Villanúa 72 obtuve el cinto azul, en Villanúa 73 el marrón, y en diciembre del 1974,  junto a mis amigos Manolo Hernández y Jesús García Palacín pasamos a primer dan en Barcelona, con una efusiva felicitación por parte de Roland Burger, que no se le escapó la influencia del Judo francés cuando entonces por España, con algunas excepciones como dice el maestro José Alberto Valverde se hacía “Judo con lanza”.

En 1975 el curso de Villanúa se traslada a Tauste. Habíais concretado con el campeón francés de -80 kgs Guy Aufray como profesor. Como él no podía, mandó a su amigo y compañero de equipo de -93 kgs Jean Luc Rouge. En septiembre Rouge resulta campeón del mundo en Viena venciendo al japonés Isibashi en la final.

Los siguientes cursos sería en Mauleon (Francia), primero de niños, donde a mi me llevabas como “ayudante”, (había realizado el curso en Francia de director de colonias de vacaciones), luego de mayores donde los campeones  Rouge, Aufray y Gautier fueron referentes.

Actualmente Jean Luc Rouge es desde hace años, Presidente de la Federación Francesa de Judo y Secretario General de la Federación Internacional.

Y comenzamos con los intercambios. Cuando son Carnavales en Francia Cotrelle y Chabrolin  con sus alumnos vienen a Zaragoza, se alojan en nuestras casas y en Semana Santa vamos nosotros. Estamos hablando de 1974,1975, 1976…

Todos estos años años llenos de sectores de campeonatos de España, de trofeos Kawaishi, de La Merced, de campeonatos universitarios…

Es por entonces cuando el Club Deportivo Northland se transforma en Gimnasio Victoria, cambia de ubicación y acoge muchas otras actividades dejando para Judo un tiempo reducido que nos cuesta asimilar después de haber dispuesto del Northland como si fuera nuestro.

Es cuando Jesús Sánchez y yo empezamos a pensar en el “Sekijuku” de Okano, empezamos a mirar una casa en un pueblo cerca de Zaragoza y acabamos con un local en Las Fuentes.

Jesús y yo entonces no teníamos ningún tipo de atadura. No pensamos que teníamos que complicarte ni involucrarte en esta historia. Te lo comunicamos, incluso te pedimos que el primer entrenamiento que se realizó en Las Fuentes el 28 de diciembre de 1977 lo impartieses tú. Hay una foto testimonial de ese entreno.

En ese momento no pensamos como anímicamente podía afectarte esa situación. Es ley de vida. Primavera, verano, otoño, invierno, primavera…, Ahora pienso que te pudo afectar. Entonces no lo pensamos. Y la historia se repite…

Pedirte perdón si en aquel momento no fuimos lo suficientemente sensibles a la situación.

Agradecerte el haberte dedicado como te dedicaste a nosotros. El habernos inculcado el Judo como forma de vida, el haber sabido transmitir sus valores que ahora tratamos de hacer nosotros con nuestros alumnos.

Como dice Gabriel Celaya en su poema “Educar”, y esto nos lo podemos aplicar todos los Profesores de Judo:

 

“Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestra propia barca

en barcos nuevos seguirá

nuestra bandera

enarbolada”

 

 

Esto es lo que me ha salido a mí como reconocimiento a mi Profesor. La que hagáis cada uno no tiene porque ser igual.

Una sola anécdota vivida con él y que nos marcase, puede servirnos para recordar y hacernos  revivir momentos.

Lo importante es que seamos capaces de escribirla y se la mandemos a nuestro Profesor, antes de que sea tarde, en señal de reconocimiento y gratitud