“La ignorancia es muy atrevida”, decía mi madre cuando nos veía salir de casa para realizar un examen que ella consideraba que no habíamos preparado lo suficiente. Y así como la ignorancia es muy atrevida, también la inconsciencia con que nos hemos conducimos a veces es atrevida y muy peligrosa. Recuerdo hace tiempo, rondaríamos los veinticinco, con mis amigos Carlos García y Paco Gracia, en verano hacíamos viajes en moto a Cambrils, (los padres de Paco tenían un apartamento allí), prácticamente desnudos encima de la moto, solo con el traje de baño, zapatillas de deporte y gafas, (el casco no era obligatorio), hacíamos a menudo Zaragoza-Cambrils y Cambrils-Zaragoza a 140-160 […]