¿Qué vamos a hacer hoy?
Esta pregunta es la que nos hace a veces un alumno durante el curso, momentos antes de empezar la sesión.
Mi respuesta siempre es… Judo. Porque es Judo lo que vamos a hacer, aunque muchas veces si es un niño el que pregunta, se refiere a cómo vamos a calentar, o qué tipo de ejercicios o juegos se van a realizar.
Si la pregunta la hace un adulto, que suele ser ya de cierta confianza y nivel, es porque tiene ya su esquema dibujado y tiene sus preferencias. Y habrá que tener en cuenta si es competidor, está preparando un paso de grado o si simplemente quiere hacer ejercicio…
Aquí mi respuesta después de… Judo, suele ser ¿tú qué quieres hacer?, y dependiendo de quien sea, de sus necesidades y atendiendo a lo que me dice, puedo pensar en cambiar los esquemas que tenía previstos y teniendo en cuenta los que han venido, plantear la sesión de una u otra manera.
Lo que si que esta claro, es que una sesión de Judo tiene que tener una parte inicial de calentamiento, de búsqueda de sensaciones, una parte de trabajo específico que puede ser de repaso de técnicas, de oportunidades, o un trabajo específico que tenga que ver con la competición y un tiempo de randori, de practica libre. Todo esto puede ser de Judo pie, de Judo suelo o combinado de diferentes formas.
En mis comienzos todas las sesiones de Judo empezaban con una tabla de gimnasia, unas caídas, y a partir de allí un repaso de movimientos en pie y en suelo y un tiempo de randori.
En Japón, en las universidades donde he estado, los judokas van llegando un tiempo antes de la hora de empezar y sentados en el tapiz, comienzan a hacer de manera individual ejercicios de estiramiento, o simplemente relajados hablan y comentan la jornada. Cuando el reloj marca la hora de comenzar, un encargado, suele ser un kohai, toma la iniciativa y empieza con unos ejercicios, siempre los mismos, de estiramiento y calentamiento que los demás dependiendo de “su veteranía” siguen con más o menos interés. Luego unas caídas de frente y ante la indicación de “uchi komi desu”, todos se emparejan y comienzan a hacer uchi komi.
El tiempo de uchi komi suele durar alrededor de 20-30 minutos hasta que llega el Profesor o los Profesores. Se realiza el saludo y ante el anuncio de “Ju renshu”, (literalmente entrenamiento suave), comienza el randori.
El número de randoris depende de lo que haya previsto el Profesor o en su defecto el capitán. Un encargado programa el crono y a golpe de pitidos largos y cortos para terminar y volver a empezar se realiza el entrenamiento.
Después suele haber otra vez un tiempo de uchi komi, esta vez más corto, se termina con el saludo, y se vuelven a quedar tirados como al principio, unos estirando, hablando y algunos se van a cambiar.
Cuando yo comencé a impartir clases, hacía como había aprendido de mi Profesor. Una tabla de gimnasia, caídas, explicación, trabajo técnico y randori.
Mis primeras clases eran así. Luego como nos ha pasado a todos, intentamos introducir distintos ejercicios durante la tabla de gimnasia para hacer distintos los calentamientos y distintas formas de trabajo y aplicación de los movimientos para “no aburrir a la gente”.
En ocasiones convertía los calentamientos en unas sesiones de preparación física importantes.
En la década de los 90 que es cuando con una camada de competidores fuertes, tuvimos nuestro periodo de competición importante, decidí que el tiempo de las sesiones de Judo era para hacer Judo y que había que aprovechar el tiempo. La preparación física la sacamos de las clases de Judo y el calentamiento se hacía con Judo. Desde que llegaban se trabajaba en el suelo o calentaban haciendo uchi komi.
Y ahora es lo que hago. Con los pequeños, por supuesto empezamos con ejercicios de coordinación y juegos. Con los infantiles y cadetes también un calentamiento a base de carreras, pilla-pilla y un trabajo físico más importante. Y con los adultos y veteranos directamente uchi komi o suelo conforme van llegando dependiendo de lo que haya previsto para la sesión.
Cuando entiendo que están todos, comienzo a indicar el trabajo a realizar. Siempre suele ser parecido y entonces me acuerdo del maestro el Sr. Birnbaum cuando en los cursos de Profesores en Barcelona decía: “Ustedes tienen que ser insistentes, hacer a sus alumnos repetir, repetir y repetir hasta que las técnicas formen parte de ellos y les salgan de manera natural…”
Recuerdo las indicaciones que le daba a su alumno Cesar Sala. Cesar Sala, coetáneo mío pertenecía al Judo club Barcelona, alumno del Sr Birnbaum. Fue subcampeón de España junior en 1977 y medalla de bronce en el senior en 1978.
A final de la década de los 70 formaba parte del conjunto del Judo catalán formado entre otros por los judokas, Carlos López, Alfonso Arjona, Emilio Vidal, Andreu Coranti, Jaime Miralles, Jaime Griño, Jordi Juste, Isidro Ponsá, Ricardo Antonio, Juan Moretó, Pedro Soler…
Y recuerdo al Sr Birbaum con su acento peculiar dirigiéndose a él y diciendo: “¡Sala!: séptima de pierna, primera de brazo, primera de pierna.”
Y Cesar siguiendo sus instrucciones y siempre contundente, encadenaba okurí ashi barai, tai otoshi y o soto gari.
Y ahora que no me preocupa tanto “aburrir a la gente”, suelo empezar siempre de la misma manera. Siento que me avala el consejo del Sr Birnbaum y también las indicaciones que recuerdo del maestro Le Berre, del que aunque “a años luz”, me declaro fiel seguidor, ¡que más quisiera yo! que tener su inquietud y los valores que transmite: incansable en la búsqueda de la perfección de los movimientos, capacidad de trabajo, voluntad, constancia, tenacidad…
A continuación pongo un artículo de los primeros que escribí y que colgó Jesús Asensio en Arajudo el 15 de noviembre de 2008, y que tiene que ver de lo que estamos tratando.
“Si siempre hacemos lo mismo…”
Al segundo mes de comenzar el curso en una clase de un colegio con 24 niños, entre 6 y 11 años, de los que la mitad son nuevos, cuando repasando movimientos un antiguo amarillo naranja, viene y me dice: “Profesor si cada año hacemos siempre lo mismo porque hay nuevos, no vamos a aprender nada…”
Ante esa pregunta se me ocurrió la siguiente reflexión y pregunté:
¿Quién de vosotros juega al fútbol?, levantaron la mano, varios. No, pero ¿quién juega de verdad, de forma seria? ¿Quién se entrena con cierta periodicidad? Levantaron la mano menos e interrogué a uno de los más serios. ¿Cada año se apuntan niños nuevos a fútbol? Si claro, muchos.
¿Y en qué consiste un entrenamiento de fútbol? ¿Que hacéis para empezar? Corremos alrededor del campo. Y ¿corréis todos o solo los nuevos? Todos. ¿Y después? Hacemos pases con el balón. ¿Todos o solo los veteranos? Todos. ¿Y después? Hacemos tiros a puerta. ¿Todos o solo los nuevos? Todos.
Evidentemente los veteranos os cansáis menos, hacéis mejor los pases de balón, tiráis más fuerte a puerta, pero todos tenéis que hacer todo muchas veces para conseguir dominar el balón y dominar el juego.
En Judo esta claro que un o soto gari de un veterano es mucho mejor y más efectivo que el de un nuevo, pero también tiene que practicarlo para llegar a sentirlo.
Más adelante cuando trabajemos el programa de examen, los nuevos aprenderán y trabajaran los movimientos para pasar a blanco amarillo y los veteranos a su cinto. Terminará el curso y cada uno habrá obtenido el grado correspondiente.
En las competiciones hay unos movimientos que se usan más que otros. Hay campeones del mundo y olímpicos que han ganado con o soto gari y con o goshi, “que son movimientos que se aprenden para cinturón amarillo”, pero que si salen… sirven para siempre.
A nadar se aprende nadando, y Judo se aprende practicando aunque sea muchas veces los mismos movimientos. Cada movimiento tiene infinidad de detalles y de posibilidades de aplicarlo, por eso el Judo es tan difícil, tan largo, tan apasionante y tan bonito.
Un movimiento se puede trabajar mucho tiempo y no llegar a dominarlo en todas las situaciones posibles.
Este artículo que colgó Jesús Asensio en Arajudo en noviembre de 2008, es de los primeros que escribí. Lo tengo numerado como el número 11 y lo he rescatado porque me parece que encaja en ¿qué vamos a hacer hoy?