Empezamos a impartir clases muchas veces sin titulación y siendo muy jóvenes.
Queremos enseñar Judo, nuestra prioridad es que nuestros primeros alumnos, que suelen ser niños, aprendan las técnicas que les explicamos.
Y es entonces cuando nos damos cuenta de la dificultad con la que vamos a tener que luchar: captar la atención de nuestros niños.
Tratamos de conseguir que el Judo les guste, e introducimos juegos en las clases y en los calentamientos.
Lo que tenemos que tener claro y lo primero que tenemos que comunicar es que durante las sesiones tienen que existir unas normas de juego que son: respeto, orden y obediencia. Que dicho así parece duro… y quizá no hay que decirlo, aunque si demostrarlo.
Porque si de salida notan que el Profesor les trata con respeto, entenderán que no pueden responder de otro modo. Si les hacemos entender con nuestro ejemplo que hay que respetar por igual a sus compañeros, sus pertenencias, el material del club, la sala…, deducirán como tienen que proceder ellos.
Si les hacemos ver que un orden para hacer las cosas facilita el desarrollo de la sesión y el aprendizaje…, intentaran ser ordenados
Y si conseguimos que comprendan que hay que hacer caso al Profesor, que hay que obedecer siempre para que las cosas salgan bien y todo vaya mejor…, acabaran obedeciendo.
Estas tres normas de juego una vez aplicadas harán aflorar cualidades como responsabilidad, colaboración, voluntad, afán de superación, que darán lugar a un conjunto de valores tan importantes como son la amistad, la gratitud, la lealtad, la sinceridad, la paciencia, la tolerancia, valores de los que siempre presumimos que poseemos, (y es así), los que practicamos Judo.
Escribiendo y pensando en este artículo he recordado que otras veces había escrito sobre el tema y en un artículo que colgó Alfonso Escobar en la página de la RFEJYDA en 2015 titulado “El Judo enseña a vivir”, en unos párrafos decía lo siguiente:
“Y nosotros tenemos que asumir y entender que Judo es todo. Porque realmente a esa edad para ellos todo lo que hagan desde que entran en la sala o en el club, es Judo.
Porque Judo es: abrir la puerta, entrar en el club y al respirar y sentir la primera bocanada, entender que allí entre olores, cuadros, fotos, copas… se hace otra cosa, “que se vive” de otra manera.
Y que Judo es saludar al llegar a los que ya están allí y saber esperar que vayan llegando los compañeros.
Y que en esa espera Judo es, saber estar sin levantar la voz y sin jugar, manteniendo un comportamiento que muchas veces extraña a los mismos padres que les acompañan y que contagia a los que entran, y aun sin haber empezado la sesión.
Y que Judo a esa edad es pasar a cambiarse y si les ayudan sus padres, colaborar con ellos a ponerse el judogi, y dejar la ropa ordenada.
Y que Judo poco a poco es aprender a cambiarse solo, y en el vestuario ser ordenado.
En definitiva que Judo es una actitud, cuidar el club, tratar de valerse por si mismo, respetar las cosas de los compañeros y no tocar nada.
Hasta aquí y sin haber pisado al tatami, “ya se ha empezado a hacer Judo”.
Y una vez centrados en el tapiz:
Judo es también pasar al tatami, saludar al entrar y seguir las indicaciones del profesor.
Judo es aprender a anudarse el cinturón.
Judo es obedecer siempre al profesor.
Y Judo es saber estar, aprender a como hay que estar sentado en el tapiz y saber esperar.
Y Judo es conocer, tratar, aceptar a sus compañeros y respetarlos.
Y sin haber aun empezado la sesión ya se ha hecho mucho más Judo.
Pero Judo también es ponerse en una fila junto a sus compañeros respetando el grado para saludar.
Y ya en el calentamiento Judo es aprender a correr y desplazarse por el tatami. Y en los juegos, correr, esquivar, saltar, empujar, arrastrar, coordinar… pasarlo bien.
Judo es no hacer trampas, y tener claro que “no vale engañar”.
Judo es jugar con todos, hacer con todos, aprender a elegir y cambiar de compañero.
Judo es ayudar y cuidar a tu contrario.
Judo son las caídas.
Judo es aprender y practicar los movimientos.
Judo es aprender a tirar controlando para evitar que tu compañero se haga daño, y aprender a caer y practicar las caídas para realizarlas con soltura.
Judo es tener contacto físico con tu compañero, sentirlo delante y pelear bajo unas normas que todos aceptamos y respetamos.
Judo es durante la sesión, estar en silencio cuando se trabaja.
Judo es tratar con tus compañeros, Judo es saber pedir perdón cuando sin querer propinamos un golpe o una patada o tiramos sin un buen control.
Y Judo es saber dar las gracias a tu compañero cuando ha trabajado contigo y te ha ayudado a progresar.
Y Judo es aprender a ganar y a saber aceptar perder y con un fuerte espíritu de superación tratar de remediar la situación.
Concluyendo que Judo es respeto y que Judo son formas.
Y como todo esto que es Judo forma una parte importante de la vida del niño que lo practica, sin darse cuenta lo irá integrando en su vida con normalidad, lo que le hará formarse y crecer y en definitiva vivir.
Por eso podemos decir que el Judo enseña a vivir…”
Después de releer estos párrafos, vuelvo a constatar que para conseguir que todo esto se produzca y “sea Judo”, hay que instaurar y cumplir estas normas de juego.