En mis primeras competiciones había un profesor en Aragón que cuando salía un alumno suyo le decía; ¡venga valiente, tienes que ganar!
Pienso que con esta indicación trataba de comunicar confianza a su alumno, aunque no daba ninguna pista que dijese qué tenía que hacer para conseguirlo.
No recuerdo qué profesor cuando impartía un curso, decía que el secreto para ganar un combate de Judo estaba en “agarrar y tirar”. Y es evidente y sencillo: si agarras y tiras… ganas.
La primera vez que oí hablar de objetivos de procedimiento, fue en la década de los 90, cuando comenzamos a trabajar el tema psicológico con el psicólogo Fernando Gimeno. El hecho de trabajar con Fernando, fue a raíz de que mi alumno Javier Pérez Villa, entonces de -86, “entrenándolo todo”, no obtuviera los resultados que esperábamos.
El trabajo de resistencia y de fuerza lo llevábamos bien, controlado en el Centro de Medicina del Deporte de Aragón que entonces dirigía la doctora Maite Aragonés. En Judo pensábamos que el trabajo era bueno, pero llegaba el momento de competir y unas veces con rivales difíciles “se salía”, y a la semana siguiente o quince días más tarde era incapaz de superar un combate ante un rival sobre el papel más asequible.
Resultaba de lo más irregular sin motivo aparente.
El trabajo con Fernando, que enseguida lo hicimos extensivo a todo el grupo de competidores, nos hizo ver la importancia de proceder de una determinada manera. Nos enseñó a plantearnos lo que él llamaba, “objetivos de procedimiento” para la consecución de un fin, tanto en el entrenamiento como para el momento de competir.
Todos hemos tenido un alumno en alguna ocasión que destaca sobre los demás. Un niño más fuerte, que abraza la cintura o el cuello… o que pasa la pierna con más facilidad y que a partir de allí con determinación realiza su movimiento. Poco a poco se da cuenta de cómo hace para tirar y en consecuencia de cómo hace para ganar.
Cuando perfecciona esta habilidad, adquiere “un arma” para poder ganar.
“La serpiente siempre caza igual” decía el profesor Vladimir Barta actual director deportivo de la Federación Internacional de Judo en un curso. “La serpiente no juega con la comida”.
Es importante que nos demos cuenta y que nuestro judoka sea consciente de qué es lo que hace para tirar.
Así podremos potenciar e incidir en esta habilidad. De allí surgirá su movimiento especial y en consecuencia desarrollará su sistema de competición, su forma de ganar.
Que aunque sus rivales conozcan… siendo su manera de ganar, deberá imponer.
El brasileño Aurelio de Miguel resultó campeón olímpico en los juegos de Seúl en 1988, en -95, creo recordar sin tirar una sola vez. Y no pienso que nadie pueda poner en duda la calidad, buen hacer y efectividad del brasileño en la aplicación de sus movimientos.
Aurelio de Miguel desbordaba a todos sus adversarios solo con agarres. No llegó a tirar, pero su actitud, su habilidad, su fuerza en las manos imposibilitaba a sus rivales y a base de sanciones se los llevaba al huerto.
Y sin mirar tan lejos. En España hemos tenido y tenemos a nuestros campeones y todos han tenido y tienen su manera de ganar y aun sabiéndolo todos ganaban y ganan igual.
No quiero nombrar a ninguno porque son muchos, tendría que nombrarlos a todos y no quiero que ninguno se sienta olvidado. Pero no hay más que recordar a nuestras campeonas olímpicas, medallistas mundiales, europeos y nacionales. Y todos han demostrado que habían aprendido y sabían ganar.
Nobuyuki Sato decía que el campeón ha de tener tres áreas de talento: en su mente, en su técnica y en su cuerpo. Dicho de otra manera que posea excelentes cualidades mentales, técnicas y físicas. Y que estas cualidades, hay que refinarlas mediante el tipo adecuado de prácticas, tanto en cantidad como en calidad.
El objetivo de un competidor cuando sale al tatami, es ganar el combate. Y un combate se puede ganar de diferentes maneras. Se podrá aplicar directamente un movimiento y tirar al adversario, se podrá esperar que el rival ataque para realizar un contraataque. Se podrá especializar uno en obtener la victoria en pie, en suelo, se podrá adelantar el marcador por sanciones… pero el fin en un combate es ganar, y el objetivo que tiene que tener el competidor es aprender a hacerlo.
Nunca es fácil ganar una competición ni ganar un combate. A toro pasado, y si hemos salido victoriosos, muchas veces no nos parece que el combate o la competición haya sido tan complicada.
Todos los competidores tienen su manera de ganar. Que unas veces usan y otras no les hace falta, pues todo el trabajo desarrollado y perfeccionado para obtener esa forma de ganar, les ha facilitado y proporcionado otros movimientos y más formas de ganar.
El movimiento especial, el tokui waza es la base principal, pero alrededor de él se crean distintas opciones para aplicar a distintos rivales y en distintas situaciones.
Como decía en una ocasión el entrenador argentino de fútbol Diego Simeone: “será difícil, será duro, ganar, ganar y volver a ganar”, y tratándolo de conseguir, lo primero que tenemos que hacer en Judo, es aprender a ganar.