Nuestra responsabilidad
“¡Ha sido sin querer!,” dice Daniel tratando de excusarse, cuando su compañera Claudia viene desconsolada hacia mí llorando con la mano en la barriga y sin poder respirar porque Daniel la ha proyectado sin ningún control. Daniel es benjamín de primer año, tiene ocho años, esta físicamente fuerte para su edad, y Claudia aunque con mucho nervio, es delgadita, pesa poco y apenas ha cumplido los siete. “¡Estoy seguro que ha sido sin querer, estaría bueno!” digo yo, ¡pero tienes que tener cuidado al proyectar para que no pase esto! Y trato de explicar a mis niños que hacer Judo no es jugar con una pelota. Cuando juegas a la […]